lunes, 21 de febrero de 2011

La Úbeda de Muñoz Molina

Antigua plaza del General Saro en los años 60, hoy conocida como plaza de Andalucía y totalmente remodelada. En Mágina, la ciudad inventada por Muñoz Molina, esta es la plaza del General Orduña.

La ciudad de Úbeda es el universo literario del escritor Antonio Muñoz Molina, formado por constelaciones de vivencias, recuerdos, personajes, emociones y sueños que reinventan la realidad. Muñoz Molina la llama Mágina, porque, en esta última se permite la licencia de acomodarla a su gusto. “Úbeda está en los mapas y Mágina en la literatura. Mágina la cambio yo como quiero, le pongo estación, se la quito, como es gratis…”, dice nuestro escritor en una entrevista realizada por Mª Lourdes Cobo Navajas. Úbeda, o Mágina, brota de la pluma de Muñoz Molina igual que la sangre lo hace del corazón. Se le escapa, incluso, cuando escribe artículos de opinión, donde, mezclada con los datos de la más rabiosa actualidad, introduce “de rondón” el nombre de alguna calle o personaje de Mágina, como un guiño fatal hacia sí mismo y que sólo comprenden sus más fieles seguidores.

Casa de las Torres, en la plaza de San Lorenzo. Muñoz Molina novela el hecho de la mujer emparedada que apareció tras unas obras de rehabilitación en el inmueble.

En novelas como Beltenebros, Beatus Ille y, sobre todo, El jinete polaco, Úbeda (convertida en Mágina) está presente de forma abrumadora. Antonio Muñoz Molina nombra lugares reales de la ciudad, con nombres reales que cobran una nueva dimensión. “Me acuerdo del invierno y del frío, del azul absoluto en las mañanas de diciembre y el sol helado en la cal de las paredes y en las piedras amarillas de la Casa de las Torres, me acuerdo del vértigo de asomarme a los miradores de la muralla y ver delante de mis ojos toda la hondura de los precipicios y la extensión ilimitada del mundo, las terrazas de las huertas, las lomas de los olivares, el brillo quebrado y distante del río, el azul oscuro de las estribaciones de la sierra, el perfil de estatua derribada del monte Aznaitín”.

Paisaje que se divisa desde el mirador de San Lorenzo, el horizonte de los sueños de evasión del escritor. Autor: El Mundo

En estas obras también hay mucho de autobiográfico. A través de Manuel, el protagonista de El jinete polaco, sabemos como nació Muñoz Molina: “Soy incapaz de imaginarlo vencido por una pasión (…) acariciando a mi madre y diciéndole una palabra de ternura en aquella habitación donde se mudaron al casarse y dónde yo nací, el cuarto de la viga, tan cerca del cuartel que medían las horas según los toques de corneta”. El malogrado personaje de Jacinto Solana, en Beatus Ille, nos cuenta, también, las buenas dotes de estudiante del escritor ,y las necesidades de su familia en los duros años de la posguerra: “después de vender las últimas hortalizas y cerrar su puesto en el mercado, iba a ponerse el cuello duro y el traje y los botines de los entierros para informar al director de que yo, Jacinto Solana, no iba a volver a la escuela porque ya era un hombre y el me necesitaba para trabajar en su tierra hasta el fin de mi vida”.


Iglesia de San Lorenzo, aunque ya sin la yedra que cubría su esbelta espadaña.

En el barrio de San Lorenzo vivió sus primeros años Antonio Muñoz Molina, haciendo acopio de las experiencias y emociones más intensas de su vida. Este lugar es una fuente de inspiración, un refugio balsámico al que siempre vuelve nuestro autor en sus novelas, cargado de recuerdos y evocaciones de Mágina ¿o son de Úbeda?: “enfilo la acera del Rastro camino de la Cava y del barrio de San Lorenzo (…). Las barberías, las tabernas con su olor a vino fermentado y sus letreros en forma de televisor, los coches aparcados entre las acacias (…), los hondos solares de palacios derribados donde se levantan armazones de pilares de hormigón y vigas metálicas, el semáforo recién instalado en el cruce del Rastro con la calle Ancha.", escribe en El jinete polaco.

Échale un vistazo al vídeo Entre Úbeda y Mágina, si quieres recrearte un poco y entrar en calor. Y, si lo que deseas es visitar Mágina a fondo, la Úbeda literaria de Muñoz Molina, entonces apúntate a la ruta literaria El jinete polaco.


martes, 15 de febrero de 2011

Apuntes sobre los judíos en Úbeda

Casas judías en el casco antiguo de Úbeda

El descubrimiento de la Sinagoga del Agua arroja nuevas luces sobre la historia de los judíos en Úbeda. La judería de la ciudad estaba situada en las proximidades de la colegiata de Santa María, junto a la antigua muralla, donde se abría una puerta que daba acceso al barrio sefardita. Sin embargo, la Sinagoga del Agua demuestra que la antigua comunidad hebrea excedía estos límites, y que es mucho mayor y más importante que lo imaginado.

La ciudad de Úbeda y su recinto amurallado en la antigüedad

En principio, la judería de Úbeda es un barrio seguro, protegido por los gobernantes de turno de la ciudad que obtienen múltiples servicios de quienes lo habitan. Aunque, la mayor parte de los judíos de Úbeda son agricultores. Sin embargo, esta situación cambia en el siglo XIII, tras la conquista castellana. El número de judíos aumenta en la ciudad, y se ven sometidos a leyes discriminatorias que les prohíben, por ejemplo, tener esclavos cristianos, o tener la tierra en propiedad. Se ven obligados, así, a buscarse la vida en actividades como el comercio, la artesanía, la recaudación de rentas o los préstamos. No obstante, la convivencia transcurre sin graves incidentes durante un tiempo, como lo demuestran los fueros de Baeza, Úbeda, e Iznatoraf. Pero, la chispa de la intolerancia termina por estallar y, en el año 1391, comienza la diáspora de los sefarditas de Úbeda, perseguidos por la ola antisemita que recorrió todo el país en el siglo XIV. A partir de entonces la vida de un judío en Úbeda no será nada fácil.

Casa judía en el casco antiguo de Úbeda

Ejemplo de ello es lo sucedido a Fernando de Santisteban, judío y mercader de Úbeda. Según documentos del Archivo Histórico de la ciudad, es condenado por el Santo Oficio en el año 1482 a cárcel y confiscación de bienes, por hereje. Los judíos que gozan de cierta holgura económica, como es el caso de Fernando de Santisteban, son el blanco perfecto para las diabólicas maquinaciones de la entonces todopoderosa Inquisición.


Más información:

953 75 81 50

info@artificis.com

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Has probado los andrajos de caza?

Si aún no los has probado, las Jornadas Gastronómicas en el Renacimiento te ofrecen una estupenda oportunidad. Sólo tienes que venir a Úbeda, reservar mesa y mantel en el restaurante El Zaguán, y decir con énfasis: ¡Quiero andrajos de caza! Es uno de los platos más tradicionales y sabrosos del recetario ubetense. Si te manejas bien con los fogones puedes probar a cocinarlos tú mismo. Necesitarás liebre, perdiz, gambas peladas, pimientos morrones, tomates, ajos, laurel, caldo de caza, cebolla, alcachofas, hierbabuena y, para la masa, harina, agua y sal, junto con un buen chorreón de aceite de oliva virgen extra.

"Andrajos de caza". Receta proporcionada por el restaurante El Zaguán de Úbeda

Para comenzar, prepara la masa en un bol grande y déjala reposar un par de horas. Mientras, ralla los tomates y deshoja las alcachofas para dejarles sólo el corazón, que se corta en cuatro trozos. Pica las cebollas y los ajos, y corta, también, los pimientos en cuadritos. En una cazuela, rehoga en aceite de oliva virgen extra la perdiz y la liebre, junto con las cebollas, ajos, pimientos, alcachofas y el tomate rallado. Una vez acabado el sofrito se añade el caldo de caza y se deja hervir. También hay que añadir la masa que preparaste en un principio, cortada en cuadraditos de 3 a 4 milímetros de espesor. Para terminar, añade un toque de picadura de hierbabuena y ajo ¡Buen provecho!

Aceites de Oliva Virgen Extra Melgarejo, el aceite oficial de las jornadas gastronómicas

¡Recuerda! la elección de un buen aceite de oliva virgen extra es fundamental para asegurar el éxito de tus platos. Los de la marca Melgarejo son los utilizados en estas Jornadas Gastronómicas en el Renacimiento. Sobre todo el aceite de oliva virgen extra Melgarejo Selección Gurmet, que está elaborado con aceituna picual, de los olivos de las fincas de la familia Melgarejo, una saga familiar que se remonta al año 1780.